En la lucha por la competitividad
empresarial, constantemente estamos buscando actualizarnos en lo que respecta a
nuestras habilidades gerenciales, tomamos cursos, diplomados, postgrados,
asistimos a seminarios y conferencias de gurús de la administración y el
mercadeo.
Pero como siempre, en lo simple y
cotidiano está la respuesta a muchas de nuestras inquietudes, basta con abrir
la mente y dejar de escuchar sin oir y mirar sin ver como dice la canción de
Rubén Blades.
Mi hija de 7 años, todos los días
me da cátedra de habilidades gerenciales, con su forma de ser simple, espontánea
y sin prejuicios. Así fuimos todos
cuando éramos niños, pero gracias a la
educación formal desaprendimos lo esencial y aprendimos a ser estereotipos con
patrones mecánicos de comportamiento y pensamiento.
Algunas de las lecciones de gerencia de mi hija son las siguientes:
-
Sonríe siempre , sin importar los problemas que
tengas
-
Nada es imposible, si en tu mente existe,
puedes darle vida a cualquier
pensamiento
-
Todo tiene explicación por ilógica que esta sea
-
Elimina los prejuicios, todos los seres vivos tienen algo hermoso
para dar.
-
Respetemos a los demás, no hagamos lo que no
queremos que nos hagan
-
Digamos la palabra “Te amo” con mayor frecuencia
-
Disfruta con pasión lo que haces, cambia de
actividad cuando no te diviertas
-
Las respuestas sinceras sin rodeos , dan
claridad así parezcan inoportunas o faltas de diplomacia.
-
Sueña permanentemente, en otros mundos, en
situaciones imaginarias, mantiene la esperanza.
-
Cuando no funcione, inténtalo una vez más
-
No pierdas el asombro por los mínimos detalles,
mira los árboles, las flores y los pájaros y maravíllate con cada experiencia
nueva que te da la vida.
-
Agradece por todo lo que recibes.
-
Levántate cada día, como si fuera el primero de
tu vida, sonríe y no vivas en el pasado.
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